Detrás de las pantallas

Llegan los rostros desnudos de pudor, te invitan a seguir a su mundo inventado. Sólo por un rato sacudirán sus carnes en un baile del contacto...la ficción del amor. Encuentros cortos en las sabanas de cualquier cama, piernas calientes mojadas de muchas salivas….las lenguas en desorden tocan tus ojos… salpican líquidos a la cámara, transparentes, espesos, dichosos…

Todos están ahí y sin embargo pueden dejar de estarlo a tu voluntad. Preparados al llamado...los buscas y los olvidas. Atrapados en un tiempo de infinitas repeticiones. Te dejas engañar por sus gritos húmedos, los mordiscos en todos los labios y las arrugas de las telas entre los dedos. Está ella y su sonrisa instigadora…la ropa flexible dispuesta a caerse, los besos que no se niegan, las manos que siempre gustan, los pezones despiertos y próximos…y allí, en medio de la escena: tú….acercándote sin tocar, imaginando las mezclas de sus olores….adivinando la textura de los pliegues, la temperatura de las caderas flotantes, la fuerza de los empujes, la vibración de la garganta…

Extiendes manos desconocidas para que te acaricien a través de las tuyas, te llevan, te consumen, te queman…reclaman el goce que tu cabeza recrea…se toman tu cuerpo derretido de ganas. Luego  m u e r e s…cada vez de una forma distinta y todo el acto se termina. Sin embargo, ellos allá continúan sin tu presencia, sin darse cuenta de quién los acompaña, cuándo deben despedirse…en el eterno show del espectáculo.

Mandiguagua