lunes, 30 de diciembre de 2013

DESCARGA

Por: Mandiguagua



Allí sumergidos dentro del placer de lo impreciso,
Surcaste con tus dedos las aperturas de todos mis broches…
Mediste la fuerza de las telas con labios pretensiosos,
Calculaste con certeza los hilos  que  separan del roce …
Y dijiste: Desnudate… sólo dijiste desnúdate
 y fue suficiente para que mi cuerpo ligero no soportara la rigidez de mi ropa
mi camisa, tan aferrada minutos antes a los contornos de mi pecho,
se deslizo silenciosa al punto del no encuentro…
las puntas de mis senos, dilatadas, agitadas ... respiraron expectantes…dispuestas.
Así con el ritmo propio que tienen los calores provocados, arrancamos todas las piezas…
Entonces las piernas, entonces tus manos dentro de ellas… sin murallas.
Mis ojos desnudos de toda vergüenza disfrutaron el espectáculo del cuerpo…el movimiento de las carnes prohibidas al público, el barniz de los colores revueltos, las líneas definidas y las profundidades.

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